miércoles, 13 de febrero de 2008

San Valentín

Curiosa forma de rellenar otro día más una entrada. Cuidadosamente elegida la imagen – por lo que representa, por lo que son – mientras pienso que realmente esta fecha no es mucho más que algo completamente comercial. Podría negarme a celebrarlo, decir lo que todo el mundo sabemos pero la verdad es que por una vez me apetece dejarme llevar simplemente por el resto del universo y celebrar algo en lo que no creo.

¿Cuántas personas celebran cosas que no creen? Navidad es un claro ejemplo.

En el fondo no dejamos de ser unos materialistas.

Más allá de lo que pueda sentir al ver una fiesta de estas características modificada para no ser más que algo en el que los centros comerciales ganen miles de euros – o de dólares según el país – debo reconocer que en sí me gusta en el sentido de dar un día especial a algo tan importante como el Amor, hoy estoy sensible, qué se le va a hacer.

Ya no solo el amor por tu pareja que no deja de ser importante, sino el amor por tu familia, por tus padres, hijos, abuelos, tíos, hermanos, primos. El amor por tus amigos, por tus hermanos más allá de un vínculo sanguíneo. El amor que se desliza por tu cuerpo cuando ves algo que te impacta, cuando suspiras al escuchar una canción, al leer unas palabras. El amor que te gustaría expresar, pero que no puedes porque muchas veces se queda anclado en la garganta y es mejor un gesto que mil palabras.

El amor, en definitiva, no deja de ser algo que se siente o no se siente, pero que cuando se siente vuelve el mundo del revés, hace que todo cobre sentido para bien o para mal.

En esta ocasión simplemente decir unas palabras, dedicar algo a esa persona que lleva ahí casi cuatro años. Cuatro años que han sido más mágicos, más importantes, de lo que él o nadie pudiera llegar a entender jamás. Apareciste cuando había dejado de creer, cuando había dejado de sentir, cuando necesitaba imaginarme que los sentimientos se habían muerto en mi interior y que si no sentía, sino mostraba lo que latía en mi interior no me podrían hacer daño.

Tú lo cambiaste y me diste alas para volar, me diste una razón para creer y me diste la oportunidad de demostrártelo.

En esta ocasión, una imagen que lo representa con “dos lagartijas con alas”


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